miércoles, 11 de mayo de 2011

Ríes, estás con la felicidad sobrecogido.
Las rosas adornan tu prado, ese por donde habitas y reformas tu vida.
Has dejado en la ventana aquella foto que puede volar sobrecogiendo tus venas y atormentándote con el corazón.
Has olvidado el dolor por mi pérdida.
Solo queda, esa chica con medio camino correcto y media confusión agarrándole los brazos.
Solo queda, una simple promesa.
Una promesa que tus ojos la redactaban como verdad, que el mundo nos dejaría pasar, que el destino no quiso borrar, que tú la estás haciendo callar, la tapas como un garabato en un papel.
Siendo una obra maestra realizada en el alma.
¿Destino? No preguntes.
Sin vacilación, te diré que se lo llevo el menos esperado que más cariño aporto con su marcha.
Con la incredulidad de los días.

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