jueves, 16 de diciembre de 2010

Ruta 66
Carretera solitaria
Pocos atrevidos, y esos, hambrientos de rebelión


Una moto
Dos vividores 
Un dueño y su amada
A toda velocidad
Los sueños se escapan, todo queda atrás, el aire que respiran pasa velozmente, ríen sin parar
Ella aprieta su brazo izquierdo a su ancha cintura con miedo a resbalar, a sabiendas de que no caerá, él es su salvavidas, se lo prometió.
Su mano derecha se cierra en forma de puño señalando las nubes pintorescas con un grito de júbilo, de adrenalina cometida, llena de pecados rebeldes, todo con su espacio limitado y libertador.
Él curva los labios, el reflejo de sus gafas transmite placer, sí, las ataduras las tiró por el camino.
Aprieta el acelerador
Dice algo ilegible
Ella se agarra aún más fuerte
-¿Puedes repetirlo? no entendí-pregunta
Y en ese soplo leve de viento, él gira su cabeza, sus dientes blancos a la luz la miran deseando parar y abrazarla para decírselo al oído.
-¡Repite!-grita entre el estruendo
Los frenos del pasado se han desconectado, el presente les sigue los talones, el futuro les recibe en unos kilómetros.


-¿Destino?- dice él con sonrisa burlona cargada de felicidad
-Tú y yo lo sabemos-susurra ella
-¡Dilo!-y aulla como un lobo enloquecido al compás de la música
-Destino pues?- ahora le toca a ella aullar de satisfacción
-¡Sí!
-Nuestra felicidad
-Esa será nuestra última parada- le aseguró
Y se pierden en esa ruta de sueños adolescentes
En una libertad limitada y disfrutada
Sin pensar en nada, viviendo cada metro como el final de la carrera.
Transportando el amor de todas las maneras



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