sábado, 27 de noviembre de 2010

Cada mañana al levantar, al bostezar, está ella envuelta en sus sábanas
Cada tarde al caer, cuando llega agotado a casa, oye su grito de bienvenida y los besos que tanto deseaba desde su trabajo.
Cada noche, al acostarse, ella lee o le provoca cosquillas atrevidas que le hacen palidecer.
Ella, toda ella, por las mañanas, por las tardes, por las noches
Sus costumbres, su lanzamiento al vacío inesperado, su fuerza.
Que bonito es amar, sin ni siquiera saber, que pasará mañana y si tendrás ese tesoro durmiendo entre tus brazos.
Por el momento, él la guarda en recuerdos que quiera o no, perdurarán toda su vida.
Porque toda ella, marcó un antes y un después en su época
Lo hizo ángel de un templo, lo hizo miserable y desamparado. Lo hizo culpable y feliz
Lo hizo distinto, lo hizo
Enamorado

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