martes, 9 de noviembre de 2010

Despavorida corre, circula con los ojos cerrados entre la maleza
Tropieza, sangra por la rodilla, maldice.
Se levanta de nuevo oye sus pasos, camina sin saber la dirección, su voz resuena dentro de ella.
"No puedes vivir sin mí"
La han cogido
Los pensamientos la han acorralado
Se tapa los oídos inútilmente "Te quiero", "Tu y yo para siempre"
"Ámame".
Rendida aterriza de espaldas a él
La hierva le acaricia la cara, la tranquiliza, esta vez puede salir bien
Sino, este camino, este destino, será suprimido.
Las montañas se aplazan, las ves más lejos.
Y es que la libertad sin él no la es, y si cabe la posibilidad, duro será de alcanzar.
Ella lo intentó, como pudo lo hizo, fue inútil

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